Porqué no deberíamos contar calorías??

Es ampliamente aceptado y conocido que las personas con obesidad consumen ampliamente más calorías que las que utilizan. No es que hay que ignorar las calorías que “entran” y las calorías que “salen” completamente, pero basarse solamente en el “sistema de equilibrio energético” es simplificar por demás algo que no explica la epidemia de enfermedades crónicas.

Si podemos observar la tendencia de las personas en ser cada vez más obesas, entonces hay algo que no esta funcionando.

Hablemos de que pasa con el cerebro y como trata las calorías de manera diferente

Esto nos va a dar una idea de porque comemos hedónicamente (mas de lo que necesitamos) en vez de comer de manera homeostática (solo para cubrir las necesidades energéticas)

Antes de tener los alimentos disponibles como hoy (especialmente los alimentos procesados) la especie humana debía cazar y recolectar sus alimentos para poder sobrevivir. Durante miles de años nuestros cerebros evolucionaron para priorizar los alimentos que nos dieran mayor oportunidades de supervivencia: alimentos listos, sabrosos, que dieran la mayor cantidad de macro y micro nutrientes. Estos alimentos permitían la supervivencia de nuestra especie.

Esta priorización viene con un sistema de recompensas en el cerebro.

La vía mesolímbica que se forma desde  el área ventral tegmental del mesencéfalo y se conecta con el sistema límbico por medio del núcleo acuminado, la amígdala cerebral y el hipocampo, es una de las vías dopaminérgicas  del cerebro y la dopamina tiene un gran rol en este sistema. Nos regula si una actividad es reconfortante o no (comida, sexo, drogas recreativas, etc)
La importancia de la amígdala es la de poner un valor en la experiencia, si una experiencia fue reconfortante o aversiva es categorizada y puesta en un “ranking” como tal. Este ranking es de crucial importancia para la supervivencia. Huir de un predador, obviamente, está más alto en el ranking que el sexo o la comida.
Finalmente el hipocampo cumple un importante rol en influir en el hambre y la saciedad. Interactúa con 2 hormonas principales: ghrelina y leptina. La ghrelina se produce mayormente en el estómago y es impulsora del hambre y el consumo de alimento. La leptina se produce mayormente en los tejidos adiposos, o células grasas, y suprime el apetito.

Nuestros ancestros tenían que cazar y recolectar alimentos para sobrevivir. Cuando podían obtener un animal para alimentarse o encontraban un árbol lleno de frutos fáciles de obtener, comían y obtenían una dosis alta de dopamina. Esto creó un ranking de recompensas dentro de las recompensas donde los alimentos que más “alto” están en la lista son aquellos que son sabrosos, calóricamente densos y que más disponibles se encuentran.

Con el tiempo, nuestros cerebros se adaptaron a este ranking de recompensas. Nuestros ancestros buscaban alimentos que estaban altos en este sistema de ranking, aquellos altos en azúcar y grasas como frutas y carne animal, y al encontrarlos se generaba una gran respuesta de dopamina lo que hacia que fueran en busca de más alimentos del mismo tipo. Como las frutas y carnes también son altas en fibras y proteínas, existía también un proceso regulador ya que estos tienen efectos saciadores.

Todo esto puesto en practica: Come lo más que puedas y almacénalo porque no sabes cuando vas a poder comer de nuevo. Consumir alimentos de esta manera y almacenando energía aumentaría la leptina, mandando la señal al hipotálamo que la suficiente enrgía está disponible en el cuerpo. La ingesta entonces podía disminuir y el gasto de energía podía aumentar.

ADELANTANDO EL TIEMPO hasta el presente donde el ambiente de nuestros alimentos a evolucionado pero esa parte de nuestro cerebro no, tenemos alimentos que están disponibles inmediatamente, en su mayoría procesada, haciendo su selección densamente calóricas y gustosas. Esto es una receta para el DESASTRE.

Si querés un snack, comés una galletita o una manzana?

La galletita tiene altos contenidos de azúcar procesada y grasa procesada y muy bajos de proteínas y fibra. Tambien es extremadamente deliciosa. La galletita genera grandes niveles de dopamina y se coloca alta en el ranking de recompensas del cerebro. Altos niveles de recompensa y bajos niveles de inhibición hacen que comamos mas alla de estar satisfechos.

Cuando ves una galletita, estas “atraído” a ella a pesar de saber que no es buena para vos. Porque no comer solo una? Dopamina es alta e inhibición es baja, estas señales te dicen que sigas comiendo. Cantidad minima de fibra y proteína presente: seguí comiendo. La galletita es super dulce y super sabrosa: SEGUI COMIENDO.

Los fabricantes saben esto, e incluso manipulan el marketing a favor de sus productos: “Te apuesto a que no podés comer solo una”.

Estos tipos de alimentos condicionan a las personas a comer mas. Es por esto que el 40% de la población falla en consumir menos calorías de las que utiliza. Están consumiendo alimentos que los obligan a comer más, no menos.

Intentá decirle a alguien que coma menos y ejercite más cuando está consumiendo alimentos altamente procesados. No va a pasar. En escencia, estos alimentos se vuelven adictivos. Las compañías productoras ponen mucho esfuerzo, tiempo y dinero en encontrar la mezcla ideal de dulce, salado y sabroso que te mantenga consumiendo y volviendo por más. Así aumentan sus cuentas bancarias y disminuyen tu salud.

Como podemos ver, el tipo de alimentos tiene un rol clave en el éxito o fracaso en el modelo de calorías que entran vs calorías que salen. No es solamente el número de calorías.

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